miércoles, 22 de noviembre de 2017
SEÑOR DEL CERO
E 😆de ahí que reciba el apodo Sidi Sifr (el Señor del Cero). Espera por ello obtener el Premio del Califa que le facilitará el trabajo en la Secretaría de Palacio. Sin embargo, la envidia de uno de sus compañeros árabes hace que sea acusado de blasfemia ante el cadí, Ibn Rezi, persona justa y experta, que sabe reconocer la mentira y le aconseja que huya de Córdoba, facilitándole un destino y encomendándole la tarea de informarle, por carta, de la intención de los condes catalanes, que habían pactado paces con el Califa al margen de su rey, Lotario. José se integra en una caravana y llega al monasterio de Sant Joan de Ripoll, donde conoce a Emma, una joven novicia. Finalmente se incorpora bajo la autoridad del abad Arnulf a Santa María de Ripoll; allí tendrá ocasión de trabajar en la biblioteca y ayudar al padre despensero, encontrará la amistad verdadera en Gerbert y Ferrán, pero también se granjeará la envidia de Hugo, el sacristán, un personaje que en su intolerancia, fruto de la ignorancia, acusa a José ante el arzobispo de Narbona, Aymeric, de traer consigo libros de magia y conjuros. Tales volúmenes no eran sino textos árabes, particularmente referidos al cálculo y la aritmética, que José se encarga de traducir al tiempo que enseña a otros monjes las ventajas de la numeración arábiga sobre el sistema latino, en el que el número cero no existía. La acusación que Hugo hace ante Aymeric se produce en el momento en que el arzobispo acude al convento, junto con otros religiosos, avisado por Arnulf, que ha sabido gracias a Emma que los condes catalanes pretenden hacer política al margen de su rey natural (de los francos), Lotario, razón por la cual éste ha decidido castigarles entregando al Califa como presente cinco doncellas, elegidas entre las hijas de los mismos condes y así mismo enviar de nuevo a los mozárabes a Córdoba, para evitar la repoblación de las tierras y debilitar el poder de los catalanes. Emma, alarmada doblemente, primero por ser precisamente hija de un conde, el de Tallaferro, y en segundo lugar por ser José un mozárabe, comunica todo a éste, quien, a su vez, hace partícipe al abad Arnulf. Tras confluir las dos peripecias (la personal de José por la acusación de Hugo y la política, con el capítulo celebrado en el monasterio), Aymeric provocará que, por un lado, José huya de nuevo, protegido por Aymeric y acompañado de Emma, para librarse de las falsas acusaciones de Hugo y, por otro, los condes catalanes decidan rebelarse, apoyados por los religiosos, abriendo el camino hacia su propia independencia. José consigue así formar una familia, aunque lejos de su Córdoba natal, y los nobles catalanes mayor libertad.
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